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domingo, 1 de diciembre de 2013

HONDURAS: LAS ELECCIONES EN LOS SEMIESTADOS

HONDURAS, PARALELISMO CON MÉXICO
La cerrazón de la alianza que gobierna México, encabezada por Peña Nieto y su partido (PRI), denominada Pacto por México, paso a paso ha provocado la respuesta del pueblo trabajador organizado. Hoy presentamos un artículo de Guillermo Almeyra quien encuentra un enorme paralelismo, que no igualdad, en los procesos de nuestro país y Honduras. Los hechos en el expuestos nos deben llevar a una reflexión profunda.
Obrador (México) y Celaya-Xiomara Castro (Honduras) y las movilizaciones multitudinarias como respuesta al fraude electoral son de un paralelismo extraordinario, no sólo en las formas de organización; sino también en los resultados obtenidos. De ello surge la conclusión de no encajonar la respuesta popular en lo electoral y el cretinismo parlamentario y jurídico. En Socialismo Revolucionario México consideramos que, si bien se debe incidir en todos los planos de la actividad política, la cerrazón del gobierno empresarial y la claridad cada vez mayor del movimiento social de quién es el enemigo, nos lleva a señalar que en este momento, sin descartarla del todo, no se debe privilegiar la vía electoral o jurídica. Hoy la denuncia pública en las calles de la crisis económica, el desempleo, la falsa guerra al narco y los miles de muertos, el desempleo, los bajos salarios, la falta de apoyo al campo, el enriquecimiento de una minoría de empresarios, la carestía, las reformas estructurales, etc. que se está haciendo recaer en el pueblo trabajador, debe hacerse por todos los medios, pero esta denuncia debe ser acompañada con el llamado a la organización y a la movilización social como una prioridad. Los trabajadores de la educación con la CNTE al frente nos señalan el camino correcto.
En Socialismo Revolucionario México (SRM) presentamos el artículo de Guillermo Almeyra como una parte de la reflexión tan necesaria que debemos hacer los trabajadores para frenar y en su caso cambiar el gobierno empresarial por uno de trabajadores.

Guillermo Almeyra  [1]
El de Honduras, como el de México, es un semiestado. Todo se decide en el gobierno con el visto bueno de la embajada de Estados Unidos, la economía descansa en las divisas resultantes de las remesas de los emigrados, es decir, en la exportación de brazos y sangre humana. Además, el país fue utilizado primero por Washington como base contra la revolución cubana, después contra la revolución y el gobierno sandinistas, y Estados Unidos ahora, desde la gran base en Palmerola y otras dos bases militares más en Honduras, amenaza a Cuba y a Venezuela, domina Centroamérica y se prepara para intervenir en Colombia, donde el proceso de paz con las FARC y la división entre Uribe y Santos hipotecan la Alianza para el Pacífico, que también está debilitada por la derrota de la derecha en Chile. El aparato estatal está en manos de 15 familias cuyo Poder Ejecutivo cedió a las trasnacionales enteras zonas del territorio donde no rigen las leyes del país, tal como en México hizo Calderón con los aparatos de espionaje estadunidenses, que fijaban las prioridades en la represión (no sólo contra el narcotráfico).
Las elecciones hondureñas de este 24 de noviembre, como las de México en 1988, 2006 y 2012, fueron una farsa y los dueños del poder impusieron en ellas a Juan Orlando Hernández para perpetuar y perfeccionar las medidas antipopulares instauradas con el golpe de Estado yanqui-oligárquico contra Manuel Zelaya y, después, por el gobierno de Porfirio Lobo, continuador de la dictadura.
Las movilizaciones contra la dictadura, primero, y a favor de la candidatura de Xiomara Castro y su Partido Libre, después, fueron permanentes y masivas. Los trabajadores y el pueblo hondureños resistieron valientemente al golpe y a la oligarquía y transformaron su Frente Nacional de Resistencia Popular, apoyado en movimientos como Vía Campesina, en la fórmula electoral del Partido Libre. Tanto en la acción, con sus movilizaciones, como en la campaña electoral, trataron de modificar la relación de fuerzas actual. Ganaron así el apoyo de vastos sectores de las clases medias urbanas, empezando por los estudiantes, que luchan hoy contra el fraude. El pueblo hondureño, con gran madurez y tratando de evitar la violencia estatal, cumplió con su deber cívico. Incluso causó la fractura del bloque de los grandes oligarcas, pues algunos de éstos temen lo que podría suceder si el gobierno ilegítimo de Hernández intentase continuar impunemente con la política que la embajada yanqui dicta a sus servidores y socios menores locales y contase sólo con las fuerzas de represión.
Las movilizaciones contra el fraude se mantendrán, serán muy grandes y abarcarán también a los sectores de las clases medias urbanas y rurales que votaron por el Partido contra la Corrupción e incluso a sectores del electorado del Partido Liberal. Porque el fraude fue evidente, descarado, aunque Daniel Ortega reconozca y salude a su beneficiario y la Alba no se pronuncie al respecto. El presidente saliente, Porfirio Lobo volcó, en efecto, el peso del aparato estatal a favor de su partido, el Nacional, y del candidato de éste, Hernández. La prensa en manos de la oligarquía desinformó todos los días y ninguneó la campaña y las posiciones de Xiomara Castro, silenciando además los terribles efectos sociales de la política neoliberal y el control de Honduras por la embajada estadunidense, que intervino permanentemente en la campaña electoral.
El Partido Libre (y el Partido contra la Corrupción) impugnó el resultado electoral fraudulento y llama a movilizarse en el plano legal para respaldar su reclamo. Xiomara Castro y Manuel Zelaya se conforman con el hecho de que el gobierno no tiene mayoría en el Parlamento e intentan impedir que las ocupaciones universitarias desencadenen tomas de tierras o estallidos populares, mientras por su parte los votantes del Partido Libre se autoconvocaron para la lucha y sienten que sólo ella puede obligar a ceder al gobierno del Partido Nacional.
En un semiestado que funciona como una colonia de Estados Unidos apenas disfrazada, la legalidad es una ficción y el Parlamento apenas si sirve como tribuna secundaria para las protestas y las exigencias populares, ya que sólo refrenda las decisiones que se toman en Washington y en unos pocos escritorios. Una cosa es utilizar todos los espacios y las oportunidades, electorales o jurídicas, de esa seudolegalidad, y otra es creer que los papeles, las instancias legales y las declaraciones pueden modificar las relaciones de fuerzas como si se estuviera en Suecia.
Es correcto utilizar la disputa electoral para ampliar el alcance de la propaganda y crear bases organizativas en todo el país. Es necesario evitar mientras se pueda una lucha sangrienta y desigual contra las fuerzas represivas, y ganar aliados, fuerzas y posiciones apoyándose en la legitimidad del propio triunfo y del propio comportamiento. Es indispensable que los usurpadores aparezcan ante todos como tales para demostrar que no queda otro camino que derribarlos. Pero la difusión de ilusiones sobre la efectividad de las protestas en los marcos que fijan los usurpadores y sobre la posibilidad de usar contra éstos los puestos en instituciones que carecen de todo poder real desarma y divide la resistencia de masas.
El cretinismo jurídico-parlamentario respetuoso de un régimen que es apenas una dictadura del capital sostiene a éste más que la fuerza del ejército. Porque una lucha revolucionaria divide y desmoraliza a los soldados y policías, mientras que la claudicación de quienes aparecen como dirigentes de las luchas populares, en cambio, debilita a los trabajadores, que son los únicos que pueden expulsar del poder al imperialismo y la oligarquía. Hay situaciones en las que sólo la resistencia civil y la sublevación popular pueden garantizar la justicia, la legalidad y la independencia nacional.


[1] LA JORNADA 1 de diciembre de 2013.

jueves, 20 de junio de 2013

NUEVO CANAL INTEROCEANICO EN NICARAGUA.

NICARAGUA: LA POSIBLE CONSTRUCCIÓN DEL CANAL Y LAS REALES LIMITACIONES A LA SOBERANÍA.
PARTIDO SOCIALISTA CENTROAMERICANO (PSOCA)  [1]
Sebastián Chavarría Domínguez
El Presidente Daniel Ortega ha resucitado la vieja ilusión de construcción del Canal interoceánico por Nicaragua, creando expectativas de progreso entre los pobres y generando críticas y escepticismo por parte de la oposición burguesa.
Ley No 800
Hace un año, el 3 de julio de 2012, la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó, a iniciativa del presidente Daniel Ortega, la Ley No 800, “Ley del Régimen Jurídico del Gran Canal interoceánico de Nicaragua” que concebía el proyecto de construcción del canal con la participación del 51% de las acciones a favor del Estado de Nicaragua y creaba la “Autoridad del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua”, como el ente estatal regulador y vigilante de dicho proyecto. En esa ocasión, los diputados de la oposición burguesa votaron junto al FSLN.
El 5 de septiembre del 2012, de manera discreta, la empresa china Nicaragua Canal Development Investment (HKND), firmó un memorándum de entendimiento con la Autoridad del Gran Canal, pero tema de la construcción del Canal volvió a caer en el olvido, hasta el pasado 18 de Mayo, cuando el Presidente Daniel Ortega dio a conocer que el proyecto de construcción del Canal interoceánico finalmente se realizaría a un costo de 40,000 millones de dólares, aclarando que ya no se realizaría por el rio San Juan.
Ortega anunció que la construcción del Canal estaría a cargo de la “Empresa Desarrolladora de Grandes Infraestructura S.A. (EDGI)”, recientemente creada en Nicaragua, ligada a la también desconocida empresa china HKND, cuyo principal ejecutivo es el empresario chino Wang Jing, residente en Pekín, director de la empresa de telefonía celular Xinwei  a la que recientemente TELCOR otorgó una concesión para operar.
Nueva Ley Especial
El pasado 5 de Junio, el Presidente Daniel Ortega envió con carácter de urgencia dos proyectos de ley, uno de ellos para otorgar la concesión del canal interoceánico a favor de la empresa HKND, este último fue aprobado aceleradamente el 13 de Junio, por la aplastante mayoría de diputados del FSLN.
René Núñez Téllez, presidente de la Asamblea Nacional, defendió el proyecto de la nueva “Ley Especial para el Desarrollo de Infraestructura y Transporte Nicaragüense, Atingente al Canal, Zonas de Libre Comercio e Infraestructura Asociados”, argumentando que la empresa designada es de China Continental, y que es “una entidad industrial que agrupa un conjunto de inversores donde están metidos diversos países de varias áreas de América Latina y de otros continentes”. (Nuevo Diario, 6/6/2013)
Esta nueva Ley Especial es un retroceso en relación a la Ley No 800, que garantizaba el control del Estado de Nicaragua sobre el 51% de acciones de la concesión canalera. Ahora, con la Ley Especial, el proyecto queda en manos de inversionistas privados.
El mega proyecto de construcción del Gran Canal Interoceánico es un conjunto de 10 subproyectos que incluye el establecimiento de dos zonas de libre comercio con sus respectivos aeropuertos internacionales, la construcción de un oleoducto que permita trasegar combustible de un océano al otro, la construcción de dos puertos de aguas profundas, uno en el Pacífico y otro en el Caribe, y un Canal Seco que trasladaría mercancías a través del ferrocarril.
La Ley Especial otorga una concesión por 50 años, prorrogables por otros 50 años más.En adelante, el proyecto canalero ya no sería supervisado por Autoridad del Canal sino por una Comisión Especial, con autonomía técnica, administrativa y financiera. La Autoridad del Canal sería un miembro más dentro de esa Comisión Especial.
La concesión contempla derechos irrestrictos sobre el uso de la tierra,  espacio aéreo y marítimo, de almacenamiento y extracción de recursos naturales, pero sin fijar los límites territoriales de la concesión, lo que ha exacerbado los sentimientos nacionalistas y las críticas de entrega de la soberanía nacional. Además, como garantía de la inversión, el concesionario exige la renuncia a la inmunidad soberana de sus reservas monetarias del Estado de Nicaragua colocadas en bancos extranjeros, de manera que sirva de garantía en caso de conflictos en los tribunales internacionales.
Las tarifas de peaje de los usuarios del Canal – no queda claro si es seco o de agua- serían fijadas por el concesionario, no por el gobierno de Nicaragua. En el proceso inicial de estudios de factibilidad y construcción, el concesionaria aportaría 10 millones de dólares anuales a favor del gobierno durante los primeros 10 años, una cantidad ridícula si tomamos en cuenta el monto total de 40,000 millones.
Concesiones, ilusiones y limitaciones
Con estas terribles concesiones, que obviamente limitan la soberanía nacional sobre un proyectivo estratégico, el gobierno sandinista pretende alentar a los inversionistas privados para que el estudio de factibilidad del canal interoceánico esté listo para Mayo del 2014. Paul Oquist, secretario privado de Daniel Ortega, justificó las concesiones realizadas, porque la construcción del Canal elevaría el Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua, de un 5% a 10,8% en 2014 y hasta un 15% en 2015. El empleo formal pasaría de 623,458 personas que existen en la actualidad a 1.9 millones, acabando con el crónico desempleo.
La magnitud del proyecto ha generado grandes expectativas. No obstante, Manuel Coronel Kautz, principal ejecutivo de la Autoridad del Gran Canal, reconoció las enormes dificultades al afirmar que “Nicaragua no está en capacidad de estructurar un organismo” (empresa) que sea capaz de realizar una obra como la construcción del Gran Canal Interoceánico, y que por lo tanto, inevitablemente, tiene que haber personal extranjero. Tenemos que ir a buscar empresas enormes que hagan este proyecto, este proyecto no lo podemos hacer nosotros, ojalá que pudiéramos”. (Nuevo Diario, 11/6/2013)
Lo anterior es un reconocimiento que la débil burguesía nicaragüense, no será un componente fundamental en la construcción del Canal, y que el negocio seria para las empresas transnacionales.
Los alaridos de la oposición
La oposición burguesa parlamentaria, conformada por el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), apenas conoció la urgencia de aprobar el proyecto de nueva Ley Especial, minimizó el asunto afirmando que se trataba de una nueva maniobra política del sandinismo, pero después, comprendiendo la importancia del tema y las expectativas que ha creado en la población pobre en torno a una inagotable fuente de empleos, dio un bandazo y comenzó a agitar la consigna de referendo para decidir un asunto tan importante.
El diputado Eliseo Núñez del PLI afirmó que es “todo un teatro para generar esperanza en momentos que vienen crisis como la del café, los frijoles y comienza la economía a ralentizarse y ellos quieren sembrar algo que diga que hay esperanza”. (La Prensa, 5/6/2013)
Dos días después, también declaró que la Ley No 800 “entrega la soberanía del país sin saber por dónde va a pasar el Canal, cuánto va a costar y cuál será su impacto ecológico y cuánto tiempo va a tardar la construcción del mismo”. (La Prensa, 7/6/2013)
Eduardo Montealegre, diputado del PLI, criticó que la nueva Ley Especial porque “viola la soberanía nacional, ya que le otorga poderes absolutos al concesionario, al extremo que el Estado de Nicaragua no lo puede demandar por ninguna razón” (La Prensa, 7/6/2013)
Dora María Téllez, dirigente del MRS, fue mucho más agresiva al declarar que “a este tipo de politiqueros, como la familia Ortega Murillo, es a quienes Sandino llamaba vendepatrias (…) no es una concesión, es un robo de soberanía, los derechos y bienes de los nicaragüenses”.(La Prensa, 7/6/2013)
El ala más radical de oposición al gobierno de Daniel Ortega es, sin lugar a dudas, el MRS el que contrapone los orígenes antiimperialistas del FSLN con las decisiones actuales del presidente Ortega. Los diputados del MRS compararon la Ley No 800 con el tristemente célebre tratado Chamorro-Bryan del año 1914, cuando los conservadores, bajo la ocupación militar norteamericana, otorgaron una concesión canalera al gobierno de Estados Unidos, pero para que nadie más construyera un canal que compitiera con el de Panamá. El dictador Anastasio Somoza Debayle abrogó el tratado Chamorro-Bryan en 1974, dejando abierta la posibilidad de construir el Canal en un futuro indeterminado, lo que provocó la enemistad del general Omar Torrijos, que en ese momento negociaba la devolución del Canal con la administración Carter, y que aquel apoyara la lucha guerrillera del FSLN contra Somoza.
La Coordinadora Civil se sumó a las criticas, declarando que “siendo este un proyecto de gran envergadura, cuyo impacto positivo y negativo va afectar la vida de toda la nación, la ciudadanía debe y tiene el derecho de ser consultada y participar de la decisión, haciendo uso de la democracia directa a través de un referéndum”.(Nuevo Diario, 13/6/2013)
No obstante, en las condiciones actuales, dadas las expectativas creadas en torno a la generación de empleos, cualquier referendo podría ser ganado por el FSLN, quien aparece como el gran impulsor del proyecto de construcción del canal interoceánico.
La posición de Estados Unidos
Hasta el momento no se conoce ninguna posición oficial de rechazo o de apoyo de la administración Obama, en torno a la posible construcción del Canal interoceánico en Nicaragua.
Phyllis M. Powers, embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, “No tengo suficiente información sobre el canal, estoy leyendo lo que ustedes están leyendo en la prensa, la idea es muy interesante pero no sé qué tipos de estudios han hecho o van a hacer. Como todos, estoy esperando lo que van a hacer y qué dicen los estudios sobre factibilidad”. (Nuevo Diario, 7/6/2013)
Nicaragua está ubicada dentro del área de influencia directa de los Estados Unidos y es muy poco probable que el imperialismo norteamericano se quede con los brazos cruzados ante la incursión del naciente imperialismo chino en su patio trasero, salvo que haya participación de empresas norteamericanas y que quede establecido el no uso militar de las instalaciones del canal.
Temores de empresarios nicaragüenses
Con la aprobación de la nueva Ley Especial, los empresarios nicaragüenses quedaron fuera del gran negocio, ya que las obras serian realizadas por empresas extranjeras.
La posible construcción del canal interoceánico generaría un vorágine especulativa en torno al precio de los terrenos donde se construiría el megaproyecto, por eso los débiles empresarios nicaragüenses presionan por quedarse al menos con una pequeña tajada del pastel.
José Adán Aguerri, Presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP),concentró sus preocupaciones sobre las expropiaciones: “Observamos que por esa iniciativa se establece una nueva ley de expropiación en franca oposición a lo que establece el artículo 44 de la Constitución Política (…) Nuestro planteamiento es que se respete la legislación vigente”.(Nuevo Diario, 13/6/2013)
El COSEP quiere que se respete la “justa indemnización” contemplada en el artículo 44 de la Constitución, aunque la Ley de Expropiaciones del año 1976 contempla que al momento de expropiar se toma como base el valor del catastro fiscal.
Otra de las críticas del COSEP ha sido que el gobierno no fijó las áreas de la concesión. Aquirre lamentó  que “Nicaragua entera estaría bajo concesión y eso podría atrasar los procesos de inversión en el país”.
Por su parte, la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES),en un tono menos quejumbroso, planteó que “dada su complejidad, la duración de la concesión y la transcendencia que tiene para todos los nicaragüenses, este proyecto merece ser discutido y aclarado plenamente, buscando el más amplio consenso nacional. No contribuye al consenso ni a la democracia participativa pretender que sea aprobado por la honorable Asamblea Nacional con solo dos días de consulta”. (Nuevo Diario, 12/6/2013)
Optimismo del gobierno y de HKC
El 15 de Junio se formalizó en un acto público, con la presencia de Daniel Ortega y  Wang Jing, la concesión canalera a favor de la empresa HKND. El portavoz de HKND es nada menos que Ronald Maclean-Abaroa, quien fue  alcalde de La Paz, Bolivia, de 1985 a 1991, y quien es conocido por impulsar grandes proyectos modernizantes.
Maclean-Abaroa, aclarando dudas, dijo que “se trata de un gran proyecto que tiene el potencial de transformar el comercio internacional y traer importantes beneficios económicos y sociales a Nicaragua, sus vecinos y Latinoamérica (…) Nicaragua tiene la oportunidad de transformar totalmente su economía (…) Este proyecto será un catalizador para el crecimiento económico de Centroamérica (…) Nicaragua está dando una concesión para que le construyan un Canal que es suyo. Es suyo desde el principio, está en el territorio nicaragüense. Nosotros solo tenemos una concesión, pero tenemos un privilegio: 50 años para su explotación. Ese es el tiempo mínimo que necesitamos para recuperar una inversión de esa magnitud. Tenemos que hacer pasar muchos barcos para repagarla. (…) Al cabo de la concesión, 50 años, Nicaragua tendrá el 51% de propiedad. Si se extiende la concesión, terminamos 90% de Nicaragua y 10% nosotros”. (Nuevo Diario, 16/6/2013)
¿CUÁL DEBE SER LA POSICIÓN DE LOS TRABAJADORES?
Todavía no está claro si el Canal será construido o si se trata de un proyecto fallido más. Sin embargo, los trabajadores debemos tomar una posición al respecto.
Los sindicatos controlados por el FSLN ya tomaron partido de forma incondicional a favor del gobierno sandinista. La Central Sandinista de Trabajadores (CST), y la Coordinadora Sindical, conformaron “un frente sindical de organizaciones de trabajadores sandinistas y no sandinistas, asumiendo una posición patriótica a favor” de la Ley Especial. (Nuevo Diario, 13/6/2013)
No cabe la menor duda que la construcción del canal solo será posible a costa de la entrega de la soberanía nacional. Es el precio que exigen las transnacionales que tienen el dinero disponible. Esta pobreza y falta de recursos es una consecuencia directa del saqueo imperialista. Es igualmente difícil negar los beneficios que podría traer una obra de tal envergadura.
Bajo un gobierno “neoliberal social” como el de Daniel Ortega la soberanía nacional está en peligro permanente. El equilibrio que se necesita entre defender la soberanía nacional y obtener los recursos necesarios para impulsar la construcción del Canal, solo lo puede lograr un Estado y un gobierno en mano de los trabajadores.
La clave siempre está en el control que los trabajadores podamos ejercer en la concesión, y ejecución del proyecto. Pero esta pelea no es solo de los trabajadores nicaragüenses sino de todos los trabajadores centroamericanos. La construcción del Canal en Nicaragua tendrá repercusiones en todos nuestros países. La discusión está abierta.






PODER, ANTIPODER Y CONTRAPODER.


ENTREVISTA CON GUILLERMO ALMEYRA   [1]
Jaime Leroux y Octavio Moreno  [2]

REVISTA LA GUILLOTINA: No cabe duda de que estamos en el comienzo de una revaloración profunda de lo que implica la lucha social y política. Por una parte nos enfrentamos a un profundo desgaste de la izquierda, concepto que está hoy en cuestión, sobre todo por el papel que han jugado las izquierdas vanguardistas y partidarias, con su concepción organizativa, jerárquica y autoritaria, cuyo objetivo fundamental era la transformación social a través de la toma del poder. Por otro, presenciamos la emergencia en el mundo de movimientos de izquierda, que sin reclamarse socialistas ni aceptar la idea de luchar por el poder mediante la organización partidaria, están haciendo política, como es el caso del EZLN, el MST brasileño o el movimiento Pacachutik de Ecuador. Es en esta encrucijada en la que por fin se está planteando una discusión sobre cómo lograr los objetivos liberadores, anticapitalistas, más allá de los viejos moldes y los fracasos históricos, lo que puede confirmarse con el revuelo que ha causado la publicación del libro Cómo hacer la revolución sin tomar el poder de John Holloway, que se presenta como un intento serio de cuestionar la historia de las izquierdas y preguntarnos cuáles son los fines y cuáles los medios idóneos para llevar a cabo la transformación social.
En este sentido, la afirmación de Holloway de que la lucha por el poder no nos ha servido para transformar las relaciones sociales y, que, por lo tanto, no puede ser más un referente obligado de la acción revolucionaria, ha abierto una gran controversia en la que ha destacado como su crítico más lúcido el profesor Guillermo Almeyra, quien señala que "En su análisis, Holloway elimina la política y la historia".
"Es cierto que es necesario combatir la noción misma del poder y que hay que hacerlo en la vida cotidiana, señala Almeyra, para quien "eso no basta, porque los otros siguen ejerciendo el poder".
"Si uno quiere acabar con el poder tiene que ejercer un contrapoder" afirma Guillermo, militante socialista de toda la vida, investigador, profesor y escritor que conoce profundamente los movimientos políticos y sociales de América Latina y ha sabido ser un testigo lúcido de un siglo pleno de luchas, traiciones y derrotas, que apuesta por una visión realista que trata de recuperar el sentido de la lucha política de las distorsiones que hoy la limitan.
"Lo que Holloway combate es la idea de vanguardia, una idea religiosa, pero al hacerlo está presente la idea de lograr una mejora del alma humana en el sentido cristiano, un pensamiento que está derrotado porque ignora la historia, la política y la lucha de clases", señala.
¿Cuáles son los límites del discurso de Holloway? ¿Podemos realmente prescindir de la lucha electoral y política? ¿Se está exagerando el sentido libertario de luchas como las que hoy libra el movimiento asambleario y piquetero argentino? Estas son algunas de las interrogantes que a continuación presentamos en una entrevista que aborda desde una perspectiva esclarecedora un debate, que como Almeyra mismo señala, apenas comienza.
* * *
RLG.- Se ha abierto un amplio debate en torno al tema de la toma del poder que tiene su origen en la experiencia de movimientos que, como los zapatistas o el MST, han puesto en cuestión los fundamentos de muchas organizaciones de izquierda. ¿Cómo definirías la situación actual de las izquierdas?
El término izquierda es relativo, nació para definir a los que estaban a la izquierda del recinto de la Asamblea durante la revolución francesa, y que acabarían guillotinándose unos a otros, pero se refiere más bien a la actitud de quienes no están conformes con el sistema y quieren sustituirlo o reformarlo radicalmente; y creen que eso se puede hacer a través de las instituciones como sucedió en la revolución francesa.
Hoy el concepto está gastado, a muchos les asusta oír hablar de socialismo o comunismo pues se identifica con las dictaduras burocráticas, con el stalinismo. No obstante, los periodistas siguen utilizando el término izquierda como un concepto genérico, una etiqueta que califica por igual a grupos, corrientes y personas que no tienen nada que ver entre sí. En Europa se señala lo mismo a Blair y la Tercera Vía (una política neoliberal con preocupaciones sociales cosméticas) que a Felipe González y los partidos socialdemócratas europeos, o a partidos como Refundación Comunista en Italia. En Latinoamérica se consideran como de izquierda a un amplio espectro de grupos, tanto a los partidos políticos - el PT brasileño o el PRD mexicano - como a movimientos sociales muy diferenciados: al Movimiento de los sin tierra, que se definen socialistas y tienen un programa democrático radical; a los indios en Bolivia que integran un gran frente político; o a la federación indígena de Ecuador, Pachakutic, que se niega a ser llamada socialista y busca "renovar el mundo" con cambios anticapitalistas.
Lo que podemos constatar es que la izquierda que está emergiendo en el mundo es muy diferente de la izquierda anterior. Antes las izquierdas, los partidos comunistas, socialistas o los de la "nueva izquierda" (término que surgió en el 68 para designar a las organizaciones trotskistas y maoístas que se opusieron a las políticas comunistas y socialistas) tenían como objetivo un cambio de régimen y en torno a él la construcción de una nueva política. La izquierda de hoy no se define socialista, no acepta la idea de partido, pero hace política. Las manifestaciones contra la globalización, la lucha de los centros autogestivos en Europa, la lucha de los piqueteros en Argentina o la de los zapatistas, representan experiencias políticas.

RLG.- En su libro John Holloway, hace eco de una idea que está presente en los nuevos movimientos sociales, la crítica a los partidos. El considera que la idea que mueve a estos, la toma del poder, ha significado históricamente la derrota de las luchas revolucionarias.
En su análisis Holloway elimina la política y la historia. El capital no solo son leyes económicas, el capital debe hacer política, bajar a un territorio con gente concreta para realizar su ganancia. No es sólo un movimiento abstracto de valor, es también circulación de ideas y de dominación. Las revoluciones no se explican por leyes económicas, sino por la historia, que toma cursos inesperados porque los pueblos hacen su experiencia política de cara a los acontecimientos y empujados por éstos, no preparándolos ideológicamente. Lenin estaba tomando vino en Suiza cuando le llegó la noticia de la revolución en Rusia.
En la historia, decía Braudel, hay tiempos cortos y tiempos largos. El proceso largo que se inició con la revolución norteamericana y siguió con la revolución francesa no ha terminado - no existe aún liberté, egalite o fraternité. Existen también los tiempos cortos, como el que se dio entre la revolución de febrero y la revolución de octubre en Rusia, o el que considera a la revolución rusa como un movimiento libertario, con democracia en el partido y pluripartidismo, que duró sólo dos años. La derrota de la Comuna de París llevó menos tiempo. Pero estos no son hechos aislados, la Comuna preparó la revolución rusa, y la derrota de ésta, a su vez, forma parte de los tiempos largos que nos toca vivir.
Nuestra vida es corta. La vida me ha permitido ver varias cosas, el ascenso del fascismo, el bomm de la posguerra, el crecimiento del stalinismo. Los procesos políticos que puede ver una persona son cortos, pero los procesos políticos reales en la vida de las sociedades son largos. El problema que enfrentamos es que para muchos el socialismo fue esa mierda que conocimos con el nombre de socialismo real. Hace sesenta años éramos pocos los que estábamos en contra de ello, ahora no hay duda para nadie que eso no era el socialismo.
Los procesos en la historia no son lineales, como pretende Holloway, son procesos y cada ruta es una experiencia. Esa es la historia de la lucha de clases.

RLG.- Nosotros pensamos que Holloway está decantando con mucho tino el ambiente político que han generado estos movimientos - piqueteros, cegeacheros, globalifóbicos - que coinciden en cuestionar a las instituciones y desmarcarse de cualquier visión patrimonial del poder. Replantear el sentido del para qué y el cómo luchar.
Holloway exagera completamente el sentido de esas luchas, dice que el grito de "que se vayan todos” es una consigna revolucionaria que quiere decir "que se vaya el capitalismo", y no es así. Los que hoy ocupan fábricas no están diciendo "que se vaya el capitalismo" porque el capitalista ya se fue y dejó la fábrica. Entonces la ocupan y siguen en la búsqueda de mercados o de que el gobierno se haga cargo. No han roto con el capitalismo y en esto Holloway se equivoca.
Lo mismo sucede con su interpretación del poder, es cierto que es necesario combatir la noción misma de poder y que hay que hacerlo en la vida cotidiana, pero eso no basta porque los otros siguen ejerciendo el poder. Holloway formula una pregunta que no responde: ¿qué pasa si en medio de la noche te asalta un tipo a mano armada en una calle desierta?. Cuestiona el hecho de que al defenderte ejerces la violencia como la ejerce el atacante. ¡Pues sí, es la violencia contra la violencia! ¿Ofende tu calidad humana? ¡Claro que sí! Pero evita que seas una víctima pasiva. Si uno quiere acabar con la violencia debe tener la idea de que hay que responder a ella. Si uno quiere acabar con el poder tiene que ejercer un contra-poder. Estás en un mundo de lucha de clases, no en uno de gente que se puede convencer.
Lo que Holloway combate es la idea de vanguardia, una idea religiosa, pero al hacerlo excluye la política. En él está presente la idea de lograr una mejora del alma humana en el sentido cristiano, un pensamiento que está derrotado históricamente, el pensamiento de los que excluyen la historia y la política, la lucha de clases.

RLG.- En Argentina ya ocurrió un estallido que tiró a varios gobiernos y dejó un enorme vació de poder y el descrédito total de la clase política. Tú has planteado que es un movimiento más reactivo-defensivo que programático...
Estoy de acuerdo en que el movimiento es muy importante en tanto que es una expresión de repudio al capitalismo. La aparición de un movimiento amplio, surgido de los sindicatos, ha sido sumamente positivo para la diferenciación de clase en la Argentina. Esto ha permitido crear una experiencia política con gente de orígenes diversos, que siempre había seguido a caudillos y hoy es protagonista de la política. Sin embargo, los piqueteros son un sector heterogéneo; algunos están organizados por maoístas, otros por una secta trotskista; hay piqueteros que rechazan la idea de partido y otros están bajo el dominio de la Confederación de Trabajadores de Argentina, que tiene una visión socialcristiana. Lo que tenemos es una izquierda difusa, con grandes prejuicios hacia los partidos, pero que en cierta medida está más avanzada que aquellos porque hace política.
En las asambleas populares algunos piqueteros también tienen prejuicios en contra del socialismo - de hecho ninguna de las tendencias plantea un programa socialista - pero todos avanzan hacia un programa democrático radical incompatible con el capitalismo, es una experiencia anticapitalista. ¿Qué capitalismo funciona si llaman a no pagar la deuda exterior, a estatizar los bancos y las empresas fundamentales, a subordinar los intereses del capital a las necesidades de la gente?. Su programa abre caminos que no son capitalistas.
Con respecto al “que se vayan todos”. Es una expresión de rechazo que cada vez menos gente la grita. Crearla no significa que tienes una alternativa simplemente que repudias a los que están en las instituciones lo cual fue importante para la gente que hace año y medio apoyaba a Menem, pero eso no indica que haya una ruptura política en el régimen argentino. De hecho, para las próximas elecciones se piensa que habrá un abstencionismo de 35 % - alto pues el voto es obligatorio -, el 65 de los votantes va a votar básicamente por dos peronistas de derecha, luego por el CTA, una postura de centro izquierda que iría por una cuarta parte de los votos. Así que no es cierto que hay una situación revolucionaria.

RLG.- ¿Como ves el triunfo de Lula?
Hay que diferenciar. Lula, el PT y la Central Obrera están negociando todo porque creen que no se puede salir del sistema. No son traidores, no son agentes del capital pero están negociando. El MST es independiente, ellos organizaron el plebiscito contra el ALCA junto con la izquierda de la iglesia católica y obtuvieron diez millones de votos. Ni Lula ni el PT apoyaron eso, pero esos movimientos independientes votaron por Lula. Una cosa es golpear juntos en un clavo cada uno con su martillo, y otra cosa es darle el martillo a Lula para que con él te pegue en la cabeza.

RLG.- Mientras el gobierno de Lula negocia con el Banco Mundial, los sin tierra siguen tomando tierras de forma legal o ilegal, ¿no se está encamina Brasil hacia una profundización de la reforma agraria?
Lo que Lula les ha respondido es que vayan y desmonten, lo cual es una barbaridad ecológica y una barbaridad desde el punto de vista social. Toda esa gente irá a cortar árboles y hacer tierras cultivables en selvas extremadamente frágiles como la Amazonia. Es lo mismo que hizo Echeverría en los setenta, mandó a todo mundo a las cañadas de Chiapas que luego se hicieron zapatistas.

RLG.- En torno al triunfo de Lula, se habla de una retroalimentación del PRD mexicano.
Porque en el PRD creen que fue un triunfo de Lula, y no es así. Es un triunfo de los brasileños que tomaron a Lula y lo proyectaron.

RLG.- Lo cierto es que la política de la izquierda como el PRD o el PT brasileño, que participan de la vida institucional, se encuentra a prueba. ¿Por qué circunscribir la política a los espacios institucionales, legales del Estado? ¿Es realmente este un escenario de lucha política?. Tu mismo has señalado que hay actitudes antipolíticas, como el nuevo disfraz de la lucha por el poder parlamentario
En la época de la mundialización el campo de lo político tiende a reducirse porque las decisiones se toman en el exterior. Los gobiernos no controlan los elementos esenciales para hacer política, que se refugia, no en el parlamento o las instituciones, sino en movimientos amplios basados en el territorio que no se identifican con las estructuras partidarias, aunque en algún momento tengan que hacer un acuerdo con estas. No dependen de los partidos, los utilizan. Votan porque no hacerlo es la peor forma de luchar, pero utilizan los procesos electorales como tribuna.
Entrar en la lucha electoral y parlamentaria es un problema de táctica. Si la relación de fuerzas no nos favorece, tenemos que usar terrenos de lucha que no son nuestros, como las elecciones. Dejar de participar, implica que sean elegidos guardias blancas y gentes del PRI. No es un problema de confianza en las instituciones, si queremos mantener la organización, la autodeterminación y elevar la conciencia entonces es mejor que uno de los nuestros quede como alcalde y no uno del bando del cacique.

RLG.- La toma del poder fue el objetivo central de las izquierdas marxistas hoy la tendencia es a crear experiencias autonómicas o asamblearias. ¿No estamos frente a un posicionamiento más estratégico?
Tienes que utilizar todas las armas que estén a tu disposición y saber que no juegas sólo. Estás enfrentando a otro que te asesina, te persigue, te mata de hambre, hace el ALCA. No podemos decir que no tenemos nada que ver con eso. Para lograr un cambio de mentalidades hay que reconocer que la cabeza de la gente se forma en esa realidad, y que si eres indígena, como tal estás marcado por el capitalismo. ¿Qué podemos pensar cuando la mayoría de los campesinos nahuas que van a la educación bilingüe, rechazan aprender su propia lengua - porque lo consideran inútil - y piden que en vez recibir educación en nahua, le den inglés? ¿Cómo introyectan los valores de la clase dominante? No podemos olvidarnos de los que están el poder, y que tenemos que sacarlos de ahí para que existan condiciones de vida.

RLG.- Había un horizonte histórico en Marx y en Lenin, quienes plantearon que la lucha por el poder implica en el largo plazo una lucha por la disolución del Estado, por derrotar las instituciones externas o que están por encima de la sociedad.
Marx decía que había que pasar de la “administración de las personas”, o sea del “poder sobre” como dice Holloway, a la “administración de las cosas”. Significa que siempre tendrá que haber alguien que haga funcionar las autopistas, que haga funcionar los horarios, etc. No un poder sobre la gente. Esto se puede combinar perfectamente con los medios cibernéticos: la participación directa, el control sobre los representantes, la derogación de los mandatos, la eliminación de todos los privilegios. Todo lo que forma parte de la separación entre lo que aquí se llama falsamente clase política y el electorado. Sacar del poder a los capitalistas es el primer primer paso para la disolución del poder y del gobierno. Marx no quería un Estado, él hablaba de comunas libres asociadas.

En el contexto de la crítica a los grandes mitos de la izquierda, el rechazo no sólo se manifiesta contra los partidos, sino contra las instituciones del Estado. La izquierda siempre tuvo al Estado como punto de llegada, como centro desde donde se podía intervenir.
La crisis de las instituciones sigue ahí, en la corrupción de los partidos de gobierno, incluidos los de izquierda, en la mentira del progreso indefinido, en la hegemonía del capitalismo por la vía institucional. Cada vez es más evidente que ha habido un retroceso al siglo antepasado. ¿Dónde están las 8 horas? ¿la protección infantil?
El Estado es una relación social, una especie de acuerdo por el cual yo acepto, por ejemplo, que el tamarindo dirija el tráfico porque si no sería un caos. El gobierno y las instituciones son solo una parte del Estado. El rechazo no se expresa contra el Estado sino contra las instituciones y la centralización de poder. Los zapatistas no se oponen al Estado, están creando un tipo de Estado que reconoce la autonomía, los municipios indígenas y las asambleas directas.

RLG.- Tú has lamentado que se están imponiendo formas de pensamiento que rechazan lo político. En contraparte el zapatismo cuestiona a las instituciones del Estado y las relaciones de dominación que producen. En ese sentido no es una solución señalar que los zapatistas también están construyendo instituciones, porque ellos han dicho que no son vanguardia, que están bregando en la pregunta.
Ellos dicen que no hay nadie que tenga la verdad revelada, por eso cuando preguntan no dicen lo qué hay que responder. Eso es importante porque excluye al partido de tipo stalinista; pero eso no niega otras formas de partido. No se puede decir este martillo es malo porque puede asesinar a una persona, pues también sirve para reparar unos zapatos, depende de quién lo use.
En cuanto a que estén cuestionando las relaciones de poder, es relativo. Ellos forman municipios libres, lo que implica una estructura, tienen un ejército con mandos. Tienen otros valores (lo que me parece justo en la medida en que los partidos y los sistemas de representación son una estafa: tú me delegas tu poder y yo hago lo que quiera durante cuatro años), por eso plantean construir relaciones de igualdad, autonomía. Pero hay que hacerlo todos los días, la autonomía no puede significar que un municipio conjunto de tojolabales y tzotziles se separe porque los cabrones tzotziles te mayoritean. Si queremos cambiar la mentalidad de la gente lo tenemos que hacer en los hechos, y el zapatismo solo lo está haciendo en parte. Por eso Marcos dice lo que quiere y no hablan los otros.

RLG.- No hay parámetros de comparación entre el zapatismo y la izquierda que le antecedió. Antes se decía que el hombre nuevo surgiría con el socialismo, ahora reivindicamos lo pluricultural, el respeto a la diferencia, hemos tirado a la basura los modelos. Cualquier intento de solución teórica tener partir de visión histórica del problema.
Exactamente, se debe abrir la discusión sobre la realidad actual partiendo de la base de que nadie tiene la verdad. Las experiencias de América Latina se dieron en un ambiente en el que predominaba una concepción religiosa, entre stalinista y católica, todos se creían salvadores con armas. Los resultados son catastróficos. ¿De dónde viene la piñata sandinista? De la concepción que dicta: “como vanguardia nos es permitida cualquier cosa”.
Hoy es evidente que el hecho de tomar el gobierno no basta para la creación de un hombre diferente, lo que apenas se podía lograr era tener un país un poco más moderno. Pero, por más que reconozcamos en el Che a una persona que ponía el acento en el compromiso humano que entrañaba la revolución, no podemos negar el descrédito total de la guerrilla, de las formas clásicas de representación de los partidos, de las instituciones. Eso es positivo porque es un paso hacia una solución distinta, y los ejemplos están a la vista: el MST brasileño, un movimiento con una estructura mesiánica - ya que tiene su origen en las comunidades de base, con una dirección semiclandestina, se ha abierto al desarrollo del movimiento de ocupación; los indígenas ecuatorianos practican formas de democracia directa que les han permitido destituir a varios de sus dirigentes cuando estos se corrompen; los bolivianos mantienen formas de autogestión desde 1952, están más avanzados que cualquier otra agrupación en América Latina, incluso que los zapatistas.

RLG.- Vivimos la emergencia de movimientos que plantean la necesidad de atender lo local, pero los estados nacionales están acotados por una política capitalista global. Esto ocurre en México, Brasil, Bolivia, Ecuador o Argentina, donde los movimientos luchan por objetivos concretos con métodos extremos.
Lo local tiene que reflejar lo global, pero hay que partir de lo local para ofrecer otra globalidad. Lo importante de los que luchan por otra globalización es que buscan una alternativa de país y no solo en una solución para su municipio. Las políticas se hacen sobre el territorio, el territorio de un país con una cultura y una identidad.
En este marco, nos encontramos con un indígena que para conseguir que le paguen su jubilación tiene que hacer al menos una huelga de hambre. Es decir que para conseguir los derechos constitucionales hay que armar la de San Quintín. En Atenco, para que respetaran su tierra, la población tuvo que insubordinarse en armas. La adopción de nuevos métodos de lucha más radicales nos muestra que estamos en un momento de cambio en la correlación de fuerzas. La revolución es un cambio drástico o abrupto, pero es un fenómeno excepcional en la historia, el resultado de una acumulación de fuerzas tal, que ¡pum! Todo salta. Bueno, ahora estamos en un momento de cambio en la correlación de fuerzas, cuyo motor es la aparición de movimientos y nuevos actores que están haciendo política.

RLG.- En torno a este fenómeno Bartra dice que no debe haber una pugna entre reforma y revolución.
Nunca hubo una muralla china entre ambas. Las revoluciones se hicieron buscando reformas, son el resultado del fracaso de la idea de reforma, pero no la niegan, la incorporan a su horizonte. “Sufragio efectivo, no reelección”, eso era la revolución mexicana. La necesidad de modificar políticamente el país dio como resultado la bola, no porque la gente hubiese querido una revolución - ese fue el resultado social - sino porque quería reformar al régimen.

RLG.- Esto rompe con el paradigma de la izquierda de la revolución como un estallido que irrumpe contra todo y contra todos.
Esa es la lectura jacobina, una falsa lectura del fenómeno presente en Marx y Lenin, porque la revolución francesa era el único ejemplo a su alcance. Lo cierto es que los nuevos procesos revolucionarios serán distintos a los anteriores. Para empezar ya no hay un campesinado o un proletariado, hay una relación tal en que el campo se ha concentrado y se ha tecnificado; los campesinos e indígenas se han politizado, mientras que las ciudades se han marginalizado a lo bruto. Se han roto también las relaciones históricas que daban base a los conservadurismos, así como las divisiones entre los países. Todo eso demuestra que el zapatismo es posible, porque si la piel del tambor está tensa, en cualquier lugar de la tierra que golpees, aún con poca fuerza, vas a tener un retumbo tremendo. Además hay una unificación de la tecnología y las luchas anticapitalistas. Los zapatistas no hubieran durado ni una semana si no hubiera habido internet y televisión.

En el marco de este debate ¿cómo debemos concebir al poder?
Depende cómo lo percibimos. El poder está en todos lados, en las relaciones personales, en el hecho de que existan títulos profesionales, Foucautl dice que todos tenemos un fascista en la cabeza. Pero en el proceso de eliminar esos poderes, el ser más transparente y democrático no puede vivir al margen de lo que ocurre en la política, tiene que responder ante la violencia permanente del poder. No es posible cambiar la cabeza de la gente primero y luego construir relaciones más decentes, es algo que va mezclado, y en eso coincido con los zapatistas, nadie tiene una receta. Eso hace difícil el proceso, porque en cada uno de nosotros hay elementos conservadores muy fuertes, no vivimos fuera ni aislados de esta realidad, estamos atravesados por el poder.

RLG.- Quisiéramos clarificaras los conceptos de contrapoder y anti-poder, a la luz de esta fase en la que nos encontramos de destrucción del orden anterior y creación de nuevos caminos.
El contrapoder es algo impuesto por el poder. Si un policía te quiere pegar tienes que responder, o escapas o esquivas el golpe y le das una patada. Al ejercer un contrapoder se corre el riesgo, como dice Holloway, de educar y crecer en el poder. Eso es algo inevitable. El contra-poder es distinto a la auto-organización, que te permite desarrollar una nueva subjetividad, nuevos valores y relaciones anti-poder.
Para reconstruir una casa que se está cayendo en pedazos, necesitas primero derribarla, limpiar los escombros, necesitas ladrillos nuevos, escoger lo que vas a reutilizar. Estamos en esa fase, en la que están apareciendo experiencias políticas masivas que, sin darse cuenta, están buscando soluciones distintas.
Sin embargo, es importante distinguir el tercer mes de embarazo del noveno. El embarazo existe, pero no se puede creer que todo está resuelto. Algunos sectores sociales como los jóvenes, las clases urbanas marginalizadas provenientes del campo o la emigración y los campesinos dependientes golpeados por la crisis se movilizan contra el capitalismo, creando cada vez más conciencia, organizaciones y modelos de autogestión.
Hay un proceso de autorganización creciente, una mayor distinción entre la participación social - la autogestión, la democracia directa - y la vieja idea de la dirigencia de izquierda. Desde este punto de vista la contradicción entre partidos y movimientos es ficticia, porque con diferentes formas siempre ha habido partidos, posturas. El partido como hoy lo conocemos, una estructura burocrática integrada en el Estado, es una invención de la revolución francesa, una forma que no puede ser eterna. Lo que ahora hay que crear es otro tipo de movimiento, que haga política, que reúna a la gente en torno a ideas y en ese sentido tenga un adventum suficiente para reunir a gentes de las diversas tendencias sin imponer posturas. Pero eso está empezando apenas, la ofensiva está de parte del capital en todos los terrenos. Las luchas todavía son defensivas. A escala mundial todavía vamos perdiendo.




[1] Guillermo Almeyra Es un luchador social, historiador, investigador y periodista. Doctor en Ciencias Políticas (Univ. París VIII), profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, de México, profesor de Política Contemporánea de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Campo de investigación : movimientos sociales, mundialización. Periodista por La Jornada de México.
[2] Entrevista publicada en Revista “La Guillotina”, México.

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