Guillermo Almeyra
En México no
faltan los vivillos que dicen a sus seguidores, tomándolos por débiles
mentales, que los poderosos (de los que, por supuesto, no dicen que extraen su
poder de la explotación del trabajo ajeno y de la dominación de la mente de los
oprimidos y explotados, ni que pertenecen a una clase) eligen como política
principal proponer… ¡el frente único de sus víctimas contra el poder y los
mismos “poderosos” porque la unidad de aquéllas depende sólo de un pacto de
líderes, que los “poderosos” pueden comprar! Aparte de que, en el caso de López Obrador,
la posibilidad de venta de los millones de votos obtenidos es la enésima
calumnia y nada más, pues hace rato que podrían haberlo comprado y no pudieron,
ya que se puede ser limitado y al mismo tiempo honesto, la unidad no es un mero
pacto de caudillos ni un acuerdo entre cúpulas de organizaciones y mucho menos
la sumisión a una de éstas, sino un acuerdo consciente entre millones de
personas sobre un programa mínimo en el que, manteniendo sus organizaciones y
más allá de sus diferencias, concuerdan en pelear juntas contra un enemigo
común. Para forzar la mano de los caudillos y llevarlos por el camino del
frente único no hay otra vía que razonar y exponer principios y grandes líneas
de acción.
¿Cuál es el objetivo de la minoría de “poderosos” que
explotando la ignorancia de la mayoría de los mexicanos y su desorganización y
la acción de sectarios y provocadores de todo tipo domina la mente de la
mayoría de los explotados y oprimidos (y de la mayoría de los indígenas de este
país)? Dividir a los obreros combativos del resto de los trabajadores y
acallarlos, dividir a los obreros de los campesinos, a los universitarios y
estudiantes más esclarecidos del resto de la sociedad y de sus compañeros, a
los trabajadores urbanos de los indígenas-campesinos y a quienes creen poder
utilizar la vía legal e incluso electoral para llegar a los gobiernos de los que,
en cambio, esperan todo de su resistencia tras objetivos puntuales y locales o
de la simple espontaneidad. Los “poderosos” buscan impedir que los diversos
componentes de esa compleja variedad de sectores que componen el trabajador
colectivo coincidan tras algunos objetivos fundamentales, construyan en común
un programa de lucha. Ahora bien: éste debe nacer no de acuerdos de jefes ni de
gabinetes de especialistas sino de las necesidades y prioridades establecidas
por los propios sectores en lucha contra el capital, en todas sus
manifestaciones.
Los chinos dicen
que cuando el sabio muestra la Luna con el dedo, los imbéciles miran el dedo. Yo, que por supuesto no soy sabio, propuse trabajar
por un programa común de un frente único de lucha contra el gobierno y el
capital. No faltó alguno que creyó que, como Moisés, proponía mandamientos
divinos al mencionar a título de ejemplo algunos puntos básicos de ese
programa. Por supuesto, no propusieron puntos mejores que tuviesen en cuenta la
necesidad de unir a los indígenas campesinos con los campesinos mestizos y con
los trabajadores agrícolas asalariados y a todos ellos con las exigencias
democráticas, nacionales y de preservación del nivel de vida de los sectores
mayoritarios de la sociedad. Tampoco explicaron por qué decían que la propuesta
de luchar por la autonomía y la autogestión, que aplican en Guerrero, eran reaccionarias
(!). Además, en todo esto, como de costumbre, sigue faltando la voz de los ilustrados,
que callan ante barbaridades políticas y ante la demagogia y no dicen qué
piensan de la afirmación de que los “poderosos” (no identificados) proponen
nada menos que la unidad de sus enemigos de clase.
Los compañeros que en las comunidades guerrerenses
constituyen sus policías comunitarias y detienen y juzgan a los delincuentes,
muy probablemente votan por diferentes partidos o no votan, pero están unidos
en la lucha en defensa de su territorio y se mueven autónomamente del Estado y
de todas las instituciones paraestatales, partidos incluidos, practicando la autogestión
en el terreno de la defensa de sus derechos y de su territorio. ¿Son agentes de
los “poderosos”? Los obreros, sindicalistas e izquierdistas de ideas y
organizaciones diferentes que tratan de formar un partido obrero independiente
mediante la OPT
[1]
y no están en Morena
[2],
aunque no vean a Morena como enemigo principal, ¿forman parte de la maniobra
siniestra de los “poderosos”? ¿Cuáles ideas y líneas de acción proponen a la inmensa
mayoría de los mexicanos los amantes de la soledad política? ¿No suena a secta
de iniciados eso de que “a partir de ahora nuestra política empezará a ser
selectiva en su destinatario… y sólo podrá ser comprendida por quienes con
nosotros han caminado y caminan”, como reza el antepenúltimo comunicado del EZLN? [3]
¿Significa eso que 98 o 99 por ciento de los mexicanos deben quedar en manos de
los “poderosos” porque no forman parte de los elegidos? ¿No sirve esa política
a Peña Nieto y al capital financiero internacional; no desarma esa visión a
todos los que por ignorancia o ingenuidad creen que son los puros escogidos por
su Señor?
O los explotados y oprimidos, manteniendo sus diferencias
políticas, ideológicas, filosóficas, étnicas, religiosas, se unen en torno a
puntos comunes elaborados de común acuerdo, o serán aplastados uno por uno y sector
por sector por la ofensiva del capital, que Peña Nieto llevará a niveles aún
más altos. Rechazar el sectarismo y bregar por la unidad contra el capital es
elemental cuestión de buen sentido. Ulises se tapó los oídos ante los cantos de
las sirenas que, por lo menos tenían hermosas formas y cantaban bonito: ahora
nos toca hacerlo para no escuchar los graznidos de no se sabe muy bien quiénes
que nos proponen poner el rumbo hacia los escollos y arrecifes con largos
documentos, vacíos de toda idea, en los que ni se menciona el capitalismo, la
dominación imperialista que exige Pemex, la necesidad de un cambio de sistema o
de una revolución…
[1] OPT: Organización Política de
los Trabajadores.
[2] MORENA: Movimiento de Regeneración
Nacional.
[3] EZLN: Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.